El pasado 19 de abril el gobierno de Tel Aviv realizó un ataque a la República Islámica de Irán, en respuesta al masivo contraataque de Teherán con drones, misiles balísticos y misiles crucero contra objetivos militares en suelo israelí el pasado 13 de abril.

Sobre la respuesta de Israel, el ejército de dicho país no ha hecho comentarios relevantes que ofrescan detalles de la operación, e Irán, al parecer, no está dispuesto a devolver golpe alguno, dado que consideraron que el ataque no lo amerita por su impacto reducido.

A juicio de algunas vocerías del gobierno iraní, el ataque israelí fue “ridículo” y consistió en una embestida con cuadricópteros que no causaron daño a instalaciones y personal militar o civil en suelo persa. Los ataques fueron repelidos con facilidad.

El medio libanés Al-Mayadeen refirió, citando a medios internacionales, que la magnitud del ataque israelí a Irán fue considerado un fracaso. Según declaraciones de un alto funcionario de la Unión Europea al periódico británico Financial Times, el ataque Israel fue simple y no tuvo consecuencias humanas o daños significativos.

A su vez, para The New York Times la acción de Israel fue “menos de lo esperado”. Conforme a un artículo publicado en The Telegraph, Israel dio una gran victoria a Irán: “Mientras Teherán avanza de manera gradual, Israel falla en responder cada vez”, señaló el medio británico. Otros medios cuestionaron si Israel logró su objetivo según «el criterio de la retaliación para crear disuasión».

Por su parte, la Agencia de Noticias de la República Islámica (IRNA), informó que el 19 de abril se activaron las defensas aéreas en la base aérea de Shekari en Isfahán, que alberga la octava base aérea táctica del país, donde se encuentra la flota de cazas F-14 Tomcats de fabricación estadounidense, que fueron adquiridos antes de la Revolución iraní de 1979. Además, se activaron los sistemas de defensa aérea en varias provincias tras el avistamiento de objetos aéreos no identificados.

Fuentes consultadas por la agencia de noticias Fars indicaron que las defensas aéreas se activaron en respuesta a un objeto que podía ser un microvehículo aéreo no tripulado y que uno de los posibles objetivos era el sistema de radares del ejército. También se escuchó una explosión en el oeste de la ciudad de Tabriz, que los medios locales apuntaron a “un disparo de defensa” al identificar “un objeto sospechoso”. Esta zona cuenta con refinerías petroquímicas.

La agencia de noticias iraní también informó que sus periodistas no observaron daños significativos ni explosiones en todo el país, y no se registraron incidentes en ninguno de los sitios nucleares de Irán. El ejército iraní insistió en que las explosiones se debieron a “los disparos de los sistemas de defensa de Isfahán”. El comandante del ejército iraní en la citada provincia, Siavosh Mihan-Dust, informó que “no hemos tenido daños ni accidentes”.

Aunque las vocerías tanto israelíes como iraníes, deben estar bajo serio cuestionamiento de sus balances, dado el contexto sensible de la comunicación en el marco de operaciones militares de estas características, es necesario considerar que, ante la falta de nuevas situaciones de escalamiento de la crisis en los últimos días, seguramente ambos países han hecho actuaciones disuasivas a fin de comunicar a sus adversarios sobre sus capacidades, pero evitando un incremento de las hostilidades.

Este es un factor esencial para comprender por qué pese a la escalada militar no se ha desatado una crisis mayor en el mercado energético internacional. Tanto las formas analíticas energéticas como los inversionistas están haciendo una lectura acorde de la situación sin caer en el pánico.

EL MERCADO PETROLERO Y SU DINÁMICA POSTERIOR A LAS ESCARAMUZAS

Después de que los contratos de referencia subieran más de 3 dólares en la sesión del día 19 de abril, los futuros del Brent bajaron 84 centavos, o un 0,96%, a 86,27 dólares el barril hacia las 1125 GMT. El contrato estadounidense West Texas Intermediate, el más activo, bajaba 80 centavos, o un 0,97%, a 81,93 dólares.

En días recientes, no se han registrado comportamientos extraordinarios en los precios internacionales petroleros. “Aunque el repunte inicial del petróleo puede haber puesto de relieve el temor inicial a una nueva escalada, hemos visto cómo tanto la renta variable como el crudo han invertido algunos de esos movimientos preliminares”, declaró Joshua Mahony, analista jefe de mercados de Scope Markets.

“Los acontecimientos de la semana pasada parecen ser más una muestra de la voluntad (de Irán e Israel) de actuar, que una búsqueda real de incitar a una guerra (…) Para los mercados este es el mejor de los escenarios”, indicó Mahony.

El mayor temor del mercado del petróleo es que una guerra más amplia pueda interrumpir el transporte marítimo a través del Estrecho de Ormuz, la estrecha vía navegable frente a la frontera meridional de Irán por la cual fluye, cada día, más de una cuarta parte del comercio marítimo mundial de petróleo. Pero, actualmente, no hay una crisis grave de seguridad en este corredor comercial.

Hasta ahora, ninguna de las actuaciones ni de Irán ni de Israel ha comprometido las infraestructuras petroleras o de refinación de ningún país, y ello incluye las arremetidas de Israel en Siria, Líbano e Irak, donde ninguna infraestructura doméstica ha resultado afectada.

El único factor latente de la crisis de seguridad en el Medio Oriente que está incidiendo de manera muy limitada en el comportamiento de los precios del crudo y de la actividad comercial sigue siendo la crisis de seguridad en el Mar Rojo a causa de las acciones de los hutíes de Yemen contra la actividad mercante, en retaliación a Israel por su genocidio en Gaza.

El mes pasado, el medio especializado The Logistic World, citó un informe de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Esta divulgó un informe donde calcularon que los tránsitos por el Canal de Suez disminuyeron un 42% respecto a su nivel máximo.

Con la suspensión temporal de los tránsitos por Suez (a causa de la crisis en el Mar Rojo) por parte de los principales actores del sector naviero, los tránsitos semanales de portacontenedores cayeron hasta un 67%. Evadir el Canal de Suez para desviarse por el Cabo de Buena Esperanza tiene repercusiones económicas, sobre todo para los países en desarrollo, señaló el documento del organismo de la ONU.

Con un crecimiento significativo desde noviembre de 2023, los fletes al contado de contenedores registró un aumento semanal de 500 dólares, en la última semana de diciembre. Fue hasta entonces el mayor aumento de la historia.

Pero aunque los costos de las primas de seguros puedan remitir, como en efecto ha sido en el último mes, “el impacto total del aumento de los precios de fletes afectará a los consumidores en el plazo de un año”, señaló la UNCTAD.

Los inversores han seguido de cerca la reacción de Israel al contraataque iraní del 13 de abril. De acuerdo a los datos que ofrecen las firmas de análisis, la prima de riesgo geopolítico en los precios del petróleo comenzó a deshacerse ante la percepción de que cualquier represalia israelí al ataque de Irán sería moderada por la presión internacional.

Seguidamente a las escaramuzas, Estados Unidos anunció sanciones únicamente contra Irán, medidas que fueron dirigidas a su producción de aviones no tripulados y a la cadena de insumos tecnológicos para su producción.

Conviene destacar un elemento muy relevante: las nuevas sanciones ilegales a Irán excluyen medidas más estrictas para restringir las operaciones de su industria petrolera.

ESTADO UNIDOS, ESTANCADO EN UNA ENCRUCIJADA ESTRATÉGICA

Los eventos de los últimos días corroboran que el gobierno estadounidense se resiste a aplicar medidas coercitivas que impliquen una profundización de la crisis energética, afectando las industrias petroleras de los países productores.

El mercado del petróleo es particularmente sensible en este momento a la posibilidad de que se produzcan mayores restricciones. Los precios del crudo Brent superaron los 92 dólares por barril a principios de abril, su nivel más alto en casi seis meses, en medio de una demanda global regular y los continuos recortes de producción por parte de la OPEP y OPEP+.

Pero en el contexto actual, si se implementan y se hacen cumplir nuevas sanciones a Irán, estas podrían agregar hasta 8,40 dólares a los precios del crudo, según ClearView Energy Partners, una firma consultora con sede en Washington.

Nuevamente, un aumento de los crudos y combustibles sería una mala noticia para la administración Biden, quien ya ha recurrido a la Reserva Estratégica de Petróleo del país después de que el costo del combustible nacional se disparara en 2022. Si bien los precios de la gasolina en Estados Unidos todavía están algo lejos de los niveles observados en ese momento, han avanzado este año, con picos al alza.

Según Bloomberg, los analistas del mercado petrolero dicen que la administración Biden detestará tomar medidas que puedan aumentar el precio del crudo o de la gasolina que los automovilistas estadounidenses compran en el surtidor. Es probable que Biden evite este tipo de medidas en la víspera de las presidenciales estadounidenses. El gobierno de Joe Biden ha convertido el tema económico y la lucha contra la inflación en el centro de su campaña electoral.

Sin embargo, la irresponsable emisión inorgánica de dólares para financiar el déficit fiscal en los últimos 3 años y las medidas coercitivas contra Rusia implementadas desde 2022 que han derivado en el aumento de la energía a nivel internacional, son políticas de la propia Casa Blanca.

Según el mismo gobierno estadounidense, Irán está usando a sus “proxys” en Líbano, Yemen, Siria e Irak para desarrollar la guerra irregular contra Israel y Estados Unidos, pero pese a lo tajante de esos señalamientos, Washington no profundiza su política restrictiva contra terceros países que están comprando crudo iraní. La República Islámica, pese a las sanciones que pesan sobre ella, están produciendo más de 3 millones de bpd.

Estos elementos refieren que Estados Unidos está atrapado en la propia encrucijada estratégica de sus políticas, tanto fiscales, como por su política exterior (vía sanciones). Simplemente no pueden actuar para asfixiar a Irán, al menos en estos momentos, no antes de las elecciones presidenciales de este año.

VENEZUELA EN ESTE CONTEXTO

La encrucijada para Estados Unidos es transversal a la dinámica energética y política internacional, lo cual incluye a Venezuela. Las condiciones del entorno geopolítico y energético mundial siguen favoreciendo las posibilidades de que Estados Unidos prefiera no perjudicar acuerdos petroleros en curso. Por el contrario, optarán por sostener el flujo de crudo a nivel internacional y no se perturbe la dinámica de precios en los próximos meses.

Es evidente que la alta producción de barriles en Irán en estos momentos (pese al contexto) es el nudo central de su política de “disuasión” energética. En la medida en que los países bajo sanciones producen más, es más costoso que los estadounidenses puedan aplicar medidas más restrictivas.

Estos elementos sugieren que Venezuela cuenta con un contexto no idóneo, pero si menos desfavorable, incluso en el marco de la Licencia General 44A, para aprovechar la crisis actual y propiciar el aumento de su producción, dado que esto será vehículo no solo de la reinserción del país en los mercados, sino también para la fijación de cortapisas que incrementen el costo político, económico y energético de Estados Unidos, llegado el momento de considerar nuevas sanciones ilegales o acciones más restrictivas sobre la producción de crudo en Venezuela.

Fuente: Misión Verdad