El 18 de junio de 1954, Fidel Castro escribe desde el presidio una de las cartas más trascendentales. La misiva estaba dirigida a Haydeé Santamaría y Melba Hernández en donde les encomienda la misión de imprimir y distribuir su discurso en el juicio tras el asalto al Cuartel Moncada, conocido como “La Historia me absolverá”.

Con gran esfuerzo y dedicación Fidel trabajó en su reconstrucción en las duras condiciones del presidio de Isla de Pinos. Una epopeya fue escribir y hacer que el texto de su autodefensa saliera íntegro fuera de la cárcel.

Había llegado el momento en que se debían comenzar los preparativos para ser distribuida en toda Cuba. Era necesario denunciar muchos de los crímenes que aún no se habían divulgado suficientemente y que se conociera el programa de la Revolución. Bajo la indicación de Fidel había que imprimir cien mil ejemplares del discurso y debían ser distribuido en un plazo de cuatro meses a periodistas, abogados, maestros y profesionales en general.

En la carta Fidel también les hace un llamado a no perder la esperanza: “Sé cuan dura tiene que ser la lucha de ustedes, pero no se desesperen. Tengan presente siempre lo que les he dicho en cada una de mis cartas. Recuerden que no podrá intentarse nada hasta que nosotros salgamos y que siempre es necesario saber esperar el momento oportuno. La misión de ustedes es ir preparando el camino, mantener firme los elementos de valor que nunca son muchos e ir captando todo el que pueda ser útil. Cuba está llena de hombres valerosos pero hay que encontrarlos”.

Fidel les da cuatro orientaciones que deben realizar:

En primer lugar, les proporciona las indicaciones sobre la impresión y distribución clandestina del discurso: “Hay que distribuir por lo menos cien mil en un plazo de cuatro meses. Hay que hacerlo de acuerdo con un plan perfectamente organizado para toda la isla. Por correo debe llegar a todos los periodistas, a todos los bufetes, despachos médicos y colegios de y profesionales”. Sobre la seguridad de los implicados en la tarea les indica: “Deben tomarse todas las medidas de precaución para que no descubran ningún depósito ni detengan a nadie actuando con el mismo cuidado y discreción que si se tratase de armas. Hay que sacarlos por lo menos en dos imprentas y escoger para ello las más económicas.

Y les explica la trascendencia de la distribución del mismo: “La importancia del mismo es decisiva ahí está contenido el programa y la ideología nuestra sin lo cual no es posible pensar en nada grande además la denuncia completa de los crímenes que aún no sean divulgados suficientemente y es el primer deber que tenemos para con los que murieron”.

En la segunda se refiere a las cuestiones de finanzas y les explica: “Darle ahora preferencia a los gastos del discurso para lo cual estoy seguro que muchos le ayudarán porque es el documento más terrible que pueda publicarse contra el gobierno”.

En la tercera les plantea sobre su incomunicación que deben: “Organizar inmediatamente una campaña contra mi incomunicación”.

Y en la cuarta les indica que se deben realizar actos por el 26 de julio: “Organizar actos en la Segunda Enseñanza con Temístocles para el 26 de julio. En la universidad va a ser difícil organizar un acto grande, pero es más posible uno pequeño en el salón de los mártires. Hablen con los estudiantes y visiten al Rector. Trataré por otro lado de que en Bohemia y por radio se hable de la fecha. No olviden de escribir a México en relación a los actos del 26 de julio y visitar a Conchita Fernández para que solicite lo mismo que el Comité ortodoxo de Nueva York. Estimo que no debe realizarse ningún acto de violencia. Hay que guardar las energías para el momento oportuno”.

Terminando ese último punto Fidel les habla sobre el valor de la propaganda y de la incorporación de las masas en el movimiento: “Considero que en estos momentos la propaganda es vital; sin propaganda no hay movimiento de masa y sin movimiento de masas no hay revolución posible. Tengan presente que sin la prédica que realizó Chibas nosotros no hubiéramos podido reunir dos mil hombres que de haber tenido armas para todos habríamos triunfado. Cuando volvamos a la lucha tenemos que ir con medios y fuerzas 100 veces mayor y esto hay que prepararlo desde ahora. Sobre ustedes que tienen la dirección del movimiento en la calle pesa una parte importante de ese trabajo”.

La encomienda fue cumplida al pie de la letra y el 1ro de octubre de 1954, se distribuye clandestinamente “La Historia me absolverá”, dando a conocer el programa político y de acción de la Revolución, convirtiéndose en un instrumento para la unidad del movimiento revolucionario marcando el curso posterior de la lucha hasta la definitiva victoria de enero de 1959.

En facsímil, Carta de Fidel de 18 de junio de 1954

Fuente: Cubadebate